Este es un blog que tiene por finalidad... en realidad, no tiene finalidad alguna, así que no se me ocurre como presentar algo que no tiene razón de ser. Odio las frases hechas pero "vamos
directo al grano".
Es bien sabido por la mayoría de personas del mundo académico que esa antigua rivalidad encarnizada entre proletariado y burguesía (o, si lo prefieren, comunismo y capitalismo) es algo del
pasado.
Izquierdas y derechas, salvo en contextos en los que la política tiene un grado de estabilidad, por parte de los electores, y de independencia, por parte de los candidatos, son conceptos en total
desuso... al menos en el ámbito práctico.
En el ámbito de las etiquetas, y sabe dios como a los politicos les gustan, cada uno se hace llamar como se le da la gana.
Puedes ser uno de los hombres más ricos del país, con un consorcio multimillonario, y aún así decir que eres de "centro izquierda" (ya de por si el término "centro izquierda" es absurdo, en
general, el centro es un absurdo).
Hace poco leí en un diario a un político del APRA, el gran partido revolucionario del Perú, decir que el APRA es y siempre fue el partido del pueblo y que lucha por sus intereses.
Si, si, claro, y el gobierno de Fujimori no fue corrupto.
Psst, APRA, un secreto: el pueblo no es solo Lima urbana y los grandes centros urbanos.
Es lo que tenemos en este lugar olvidado de Dios llamado Latinoamérica: los políticos emplean la bien fermentada verborrea retórica, la misma utilizada por los sofistas en la antigua Grecia,
persuadiendo a los votantes ("capturando almas" como diría Platón).
Finalmente, cada uno es libre de hacerse llamar como quiera, o proyectar la imagen que desee.
Lo triste es ver luego a la población decepcionada, aguantando 5 años a alguien que está más preocupado en su futuro político que en cumplir su plan de gobierno (si es que tiene uno).
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